Una abrasión corneal es un rasguño o raspadura de la córnea, la cúpula transparente que cubre todo el iris y la pupila del ojo. Son bastante frecuentes y muy dolorosas.

Se pueden producir por diferentes causas: una rama, el roce de la brocha para maquillaje, un folio, una uña, lentes de contacto rotas, frotar los ojos fuerte cuando notamos algo dentro… El tracoma (enfermedad de la córnea) puede provocar lesiones. Las personas con ojo seco tienen más riesgo de sufrir una abrasión corneal sobretodo al despertarse por las mañanas.

La córnea cumple un papel muy importante en la visión ayudando a enfocar la luz que entra en el ojo. Una abrasión puede afectar la visión si deja una cicatriz.

En la mayoría de los casos se puede prevenir una lesión corneal mediante el uso de gafas protectoras cuando se realizan actividades de riesgo (jardinería, bricolage etc).

  

 

Síntomas

 

  • Sensación de arenilla.
  • Ojo rojo.
  • Lagrimero.
  • Visión borrosa.
  • Dolor (espeacialmente al parpadear)
  • Fotofobia (sensibilidad a la luz)
  • A veces se acompaña de dolores de cabeza.

En algunos casos los síntomas aparecen horas después de la lesión.

 

Tratamiento de una abrasión corneal

 

Una lesión se clasifica como una abrasión corneal si sólo la capa superficial del tejido de la córnea está dañado.

Las abrasiones leves pueden curarse por sí solas en unos pocos días. Se puede prescribir un tratamiento (colirios, cremas antibióticas) para reducir la inflamación, prevenir una infección y reducir el riesgo de dejar cicatriz.

En los casos en que la abrasión corneal es grave, el oftalmólogo puede poner un parche (incluso una lente de contacto terapéutica) en el ojo para favorecer la recuperación. Usar gafas de sol durante la recuperación pueden ayudar a reducir los síntomas como la fotofobia.

Cuando se produce una abrasión corneal no se deben utilizar las lentes de contacto (excepto lentillas terapeúticas) hasta que su oftalmólogo se lo indique.

  

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